Martín J. Blaser, historiador y presidente médico de la facultad de medicina de la Universidad de Nueva York, ofrece una hipótesis fascinante de por qué los judíos se convirtieron en chivos expiatorios en la Peste Negra: permanecieron en gran parte sanos, en comparación con otros grupos, debido a que habían sacado el grano de sus casas para la Pascua, lo que ahuyentaba a las ratas que esparcían la enfermedad.
La peste llegó a su punto culminante en primavera, aproximadamente cuando se festeja la Pascua judía.
La verdad es que las enfermedades son tan complejas que buscar culpables es inútil y simplemente desviar la culpa podría ser más eficaz.
Durante la Peste Negra, el papa Clemente VI emitió un edicto que decía que los judíos no tenían la culpa.
En lugar de ello, el Papa eligió un blanco del cual era particularmente difícil vengarse: una mala alineación planetaria de Marte, Júpiter y Saturno.
The New York Times - 12 setiembre 2009
viernes, 6 de noviembre de 2009
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