En meses recientes, dos grandes fabricantes de chips de computadoras se le fueron de las manos a Dresden, un suceso que reta la noción de que un área a la que le gusta considerarse la "Sajonia del Silicio" pueda continuar produciendo millones de dispositivos de alta tecnología.
La idea de que la manufactura tradicional no necesariamente debe ser la base indispensable de la economía es una herejía en Alemania. Sin embargo, Wofram Drescher, de Blue Wonders Communications, considera que fabricar las cosas uno mismo no es tan crítico como alguna vez lo fue.
"El Silicon Valley ya no es una fábrica", dijo. "Es un centro de pensadores".
The New York Times - 5 septiembre 2009 (extracto)
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