Cuando el Monte Santa Helena hizo erupción, hace casi 30 años, devastó casi 400 kilómetros cuadrados de bosque, arrojó millones de toneladas de lodo y roca fragmentada, llenó el cielo de ceniza y dejó al menos 57 personas muertas. En el proceso, también creó un inusual laboratorio al aire libre donde los investigadores han trabajado desde entonces para responder a una pregunta cada vez más urgente: ¿cómo se recuperan los paisajes después de una alteración violenta?
Si embargo, el trabajo hoy está enredado en un debate sobre la administración de la montaña, desginada Monumento Volcánico Nacional Monte Santa Helena después de la erupción. Algunos dicen que el moumento debería ser un parque nacional.
Otros más dicen que el Servicio Forestal debería administrar la montaña en forma diferente. "Hay cierto segmento de la población que diría: 'ya pasaron 30 años, y se acabó'", dijo Peter Frenzen, científico del monumento.
Como lo dijo un residente de la localidad en una carta al Comité Asesor Ciudadano del Monte Santa Helena: "eliminen la zona de estudio y dejen que la gente se recree".
Frenzen señala que: " la ecología de las plantas y la ecología forestal apenas están empezando. Sólo hemos visto el primer capítulo".
Cuando el comité asesor solicitó comentarios del público, Patrice Dick, de Castle Rock, dijo que estaba "disgustada" por los estudios de, por ejemplo, la forma en que las plantas de raíz profunda podían recuperarse de la explosión, hallazgo que dijo era "intuitivamente obvio".
"No necesitas 8 mil hectáreas para ver cómo se recupera la vegetación", dijo.
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