domingo, 19 de octubre de 2008

Los Crímenes de Oxford

En medio del tiroteo un hombre escribe notas en su cuaderno. ¿Cuál es la razón que lleva a este hombre a hacer eso? Se trata de Ludwig Wittgenstein y está escribiendo el Tractatus Logico-Philosophicus. Aquel hombre no era un loco, el enigma que intentaba descifrar era el siguiente: ¿Podemos conocer la verdad?, concluyendo que no es posible, como también afirma la frase que cierra el Tractatus: "De aquello que no se puede hablar, es mejor callarse".

En dicho Tractatus Wittgenstein intenta resolver cuestiones pendientes del positivismo. Para él la filosofía no es un saber, sino una actividad, la de aclarar las proposiciones. Considera que el lenguaje es el mapa del mundo, de la realidad, e investiga sobre la estructura lógica del lenguaje. Pero los límites del lenguaje son también los límites de la realidad. El lenguaje puede decirnos cómo es el mundo pero no qué sea, el sentido del mundo tiene que estar fuera de él. Qué sea el mundo pertenece al terreno de la mística, de lo inexpresable.

Tras la guerra reparte los 300 millones de dólares de la herencia de su padre entre sus hermanas y un grupo de artistas e intelectuales (Rilke entre ellos) y se va a ejercer de maestro en un pequeño pueblecito.

Cuando al fin vuelve a Cambridge es para refutar todo lo que anteriormente había sostenido en el Tractatus (sus teorías de esa época se conocen como el segundo Wittgenstein)… muere de cáncer tras negarse a recibir tratamiento médico para el mismo.

Wittgenstein pasó la mayor parte de su vida atormentado con la verdad, el trabajo y la muerte.

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